La extraña y curiosa peticion del senador Gaius al emperador Cesar Augusto en el forum

[Iesus]

Senador Gaius Lucius, Forum, calendas de Febrero del 24 a.C.
Han pasado ya dos días desde el anuncio del emperador, y dejando en manos de su mujer Celsa los asuntos de la gens, así como los acuerdos prematrimoniales con la gens Cornelia, Gaius se ve liberado para abordar el que será su mayor desafío. Para empezar ha demandado audiencia para hablar con el emperador Augusto y exponerle lo siguiente:
- Mi buen amado emperador, agradecido soy de poder contemplaros en vuestra excelsa persona, y bendecido soy también por el solo hecho de saber que gozáis de la paciencia que os hace divinidad, por el solo hecho de reuníos con un humilde ciudadano, que ama y sirve a Roma, tanto como sirve y ama al libertador de Roma como sois vos. He dispuesto todo cuanto he necesitado, pues he trabajado estos últimos días tanto en el Tabularium como en el fórum, para perpetrarme de conocimiento y sabiduría para erigir y aposentar los cimientos de la humilde petición de la que vais a ser juez.
Tiempo ha que la región de la Panonia tiene problemas, pues al verse expuesta en el limes con el Danubius, sabréis tan bien como yo, que, es continuamente asediada por los dacios, y los nóricos poco hacen por ayudar, pese a verse en servicio hacia Roma, una Roma a la que según mis informaciones no aman ni respetan. Se de buena fe, que los navíos que navegan a trabes del Danubius, no efectúan su labor de vigilancia y control, con la diligencia que deberían.
Así pues, he aquí mi humilde y leal petición. Tanto sabéis que tanto mi padre como yo luchemos a vuestro favor en la batalla de Actium, en la que derramemos sangre, junto al general Agripa, en la el traidor Marco Antonio y su lujuriosa e insidiosa compañera Cleopatra cimentaron su derrota. Dejadme pues, servir a Roma como a vos, una vez una última vez, dejadme que me una a mis antepasados y pueda partir con vuestra sabia bendición hacia la Panonia. Solo os pido cumplir mi deber como ciudadano de Roma, dejadme partir como legado de varias legiones, reforzare el limes del Danubius, reforzare los lazos con los nóricos y limpiando de traidores aquella región, y por ultimo y no menos importante, cercenar la cabeza de la serpiente dacia, que tan bien se alimenta del buen hacer de Roma, haciendo regar con sangre la tierra que pisan, pues Roma tanto ha de ser amada como temida y respetada, pues me es conocido los planes de actuación de los dacios.
El senador Gaius se muestra serio y con templanza, ante la respuesta del emperador, pues sabe que ha arriesgado todo cuanto tiene y conoce, y reza que el emperador Augusto le sea favorable, pues la economía de la gens Geminius ha mermado considerablemente, debido en gran parte por los preparativos de la partida a la Panonia, la dote de su hija Geminia y todos los sobornos hechos tanto a senadores como ha magistrados de la Panonia, que tan bien le dejaran actuar con suma libertad. Así pues, con paciencia espera la respuesta del emperador.

[Princeps Senatus]

La vida del Augusto César estaba

repleta de audiencias y recepciones. Su vida era un acto de servicio público y desinteresado para el bien de la República. Él era el principal velador de los intereses de Roma, y sabía que esta requería de una atención especial, un buen cuidado y unos mimos como nunca antes nadie le había dedicado. Mucho se había hecho en los últimos tiempos, pero el sabio Augusto era consciente que aun quedaba por hacer. Cuando más grande era el imperio de Roma, más cuidados demandaba.
Para suerte de él, y de Roma, muchos otros estaban dispuestos a obrar de igual modo. Aunque tal vez no de forma tan desinteresada como la suya. Por eso siempre dedicaba mucho tiempo a escuchar ruegos y peticiones, pues eran muchos los senadores y equites que acudían a su persona en busca de sus favores.
Ahora tenía ante si al senador Gaius, de la gens Geminia. Eran unos servidores leales, pero uno de los muchos que ya tenía a su servicio. ¿Que lo podía hacer especial por encima de los otros? Augusto estaba dispuesto a escuchar, siempre y cuando no le hicieran perder el tiempo.

Piensa que Augusto está acostumbrado a aduladores y otras personas que buscan sin parar su favor. Le pides un mandato especial y grandioso. Pero a la vez necesario. Augusto esta dispuesto a escuchar. Supera un 8 en tu tirada, se te dará +2 por tu posición de senador y otro +2 por tu preparación del tema.

[Iesus]

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[Princeps Senatus]

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[Princeps Senatus]

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Augusto en un primer momento había parecido estar demasiado sumido en sus meditaciones para prestar más atención de la debida al senador Gaius. Aunque senador leal, era otro tanto de muchos otros. Pero sus palabras rápidamente captaron su atención. Veía en ellas ambición personal claro. ¿A que ciudadano se podía culpar de querer enaltecer su propia gens si sus antepasados ya lo habían hecho con anterioridad? Así era como el prínceps escuchaba ahora ya con toda su atención puesta en la propuesta que le hacia el senador: - Así que el Danubio? – preguntó con cierta suspicacia-. Hombres de gran talento ya han asumido antes esa ingrata tarea. Pero veo que has hecho bien tu trabajo y te has informado de cuáles son los enemigos de Roma. Mi padre respetaba el poder de los Dacios, y hacemos bien en considerarlos un peligro. Pero hay más gente además de los dacios a quien enfrentarse. Los Catos y sus amigos también andan por ahí. La Panonia es tuya pues, con su guarnición y dos legiones que mi amado hijo ha reclutado en la Galia. Las puedes recoger de paso por ahí. Tienes mi confianza senador Gaius, y yo mismo redactare una lex curiata para que el senado te otorgue el imperium que merece – dijo el César complacido de haber encontrado el hombre para la tarea de domar a tales barbaros.

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